sábado, 19 de mayo de 2012

CAPÍTULO NÚMERO 44.

¡Hola guapuras! Lo sé lo sé, soy la peor, estuve casi un mes sin escribir y no tengo ninguna excusa que valga, todo es culpa de moi, lamento dejar todo como en plop, pero lo bueno es que he vuelto, estos días me sirvieron mucho, quizás algunos cambios, espero que todo les guste, no olviden comentar el capítulo o mandarme una mención en @feelingsofree para saber que leíste el capítulo, las amo, gracias por la paciencia, son las mejores.


44.

Tomé las llaves de la casa y la abrí con mis manos temblorosas, 'Todo estará bien solo es un fin de semana' repetí en mi cabeza, al abro la puerta y encuentro todo como lo vi hace ya varios años, giro en mi sitio para ver que todo seguía en su puesto, es así era. La nostalgia se apoderó de mi, pero me prometí no más lágrimas, así que seguí caminano, puse el cerrojo y subo las escaleras con mi pequeña maleta, abro las puertas con cuidado, sábanas cubrían algunos muebles para que el polvo no los acabara, me imagino.
Mamá me dijo que vendríamos más seguido a esta casa, eso lo dijo hace 3 años, desde hace 3 años no venía. Revisé los cuartos, menos el del final del pasillo, no creo que fuera capaz de soportarlo.
Busqué en las viejas estanterías sábanas y juegos de cama, tendí una de las camas, la cama que antes era mía ya era muy pequeña y mis piernas sobresalían de ella, así que tomé la habitación de invitados, no me molesté a ir a la cocina, sabía que estaría más vacía que el corazón de Snow, de todas formas no quería salir de esta casa y aquí en New Jersey no conocía ningún súpermercado, quizá sobreviviría dos día sin comer, o quizá no, bueno eso era un problema mínimo comparado con los que se me avecinaban el lunes, sacudí la cabeza, así quizás se iban mis pensamientos más rápido, intento fallido, ahí seguían, la imagen de Nick corriendo como si fuera perseguido por alguna mutación o algo así, pero no me alcanzó, por suerte, no sabría que decirle. Maldita costumbre la mía de escapar ¿Por qué siempre tengo que escapar? ¿Por qué? Quisera comprenderme, pero no lo logro. Mi estómago comenzaba a hacer sonidos extraños, no presté atención, fui directamente a la biblioteca, sonreí al recordar exactamente a mi abuelo diciendo: 'En esta casa no vamos a volvernos como las otras familias, nada de computadores, ni de grabadoras, ni manzanas mordidas', por tanto había una habitación llena de libros, una capa gruesa de polvo en cada uno, creí que alguien venía a limpiar esta casa, pero al parecer no. Recorrí con mi dedo los gigantescos muebles, al mirarlo estaba negro, tomé uno aleatoriamente 'La casa en la playa', nunca lo había leído, pero, ¿por qué no leerlo ahora?
Abrí la páginas y comencé a leer, descubrí que ya era de noche pues mis ojos se esforzaban para leer, genial, este día pasó muy rápido, supongo que los próximos días serán iguales, me puse mi piyama y me envolví en las cobijas, no duré ni 5 minutos así, el calor que sentía debía ser igual o peor que el del desirto del Sahara, y como mi abuelo era medio loco nunca puso ni aire acondicionado ni ventilador, no había más opción que aguantar, logré dormir, solo unas horas, tenía tanta hambre, cuando abrieran las tiendas iría por algo de comer.

Después de vestirme tomé las llaves y partí en busca de comida, encontré un mercado pequeño, pero servía, muy pocos negocios eran abiertos los sábados, tomé casi lo necesario, no iba a quedarme mucho, prometí a Luciana que era solo un fin de semana, ella no tiene idea de donde estoy, nadie sabe de hecho, esta casa la compró mi abuelo pero al la abuela morir volvió a Italia, ahora no sale de allá, ninguno sabe de esta casa, mi familia, quizás Joe sabrá pero no creo que lo recuerde, estaba tan perdida en mis pensamientos que estrellé con el carrito a alguien, un chico, ojos castaño y color café chocolate, oh no, por qué estaba Liam aquí.
-Lo siento- pasé adelante para ver si todo estaba bien, el seguía sin verme, mientras sacudía sus pantalones.
-Tranquila la culpa es...¿Isabella? ¿Qué haces aquí?
-Estaba a punto de preguntarte lo mismo.
-¿Qué tal? Wow, cuanto tiempo...-dijo suprimiendo su sonrisa.
-Je, si, bueno...- dudé, como siempre mi gran bocota intervino antes de que las ideas pasaran por mi cabeza- Estoy quedándome aquí, solo el fin de semana.
-Oh, genial, se me había hecho raro sabiendo que vives en el mejor barrio de Nueva York- dijo.
-Yo creí que vivías en el centro, cerca del Café- cambié el tema.
-De hecho si vivo allá, es solo que aquí todo es más económico, y pues, nos conviene- la conversación estaba tornándose incómoda, pero mi boca no se quedó callada y hablo de nuevo- ¿Quisieras venir a mi apartamento hoy?, miró para ambos lados, imagino que en busca de Nick, miró mi carro y luego mis ojos, sonrió de la manera en que solo Liam Payne puede sonreir.
-¿Por qué no?
-Vamos- sonreí y pasé mi brazo por sus hombros, la posición hizo reir a más de uno, esta pulga con el brazo encima de ese gigante, terminamos riéndonos nosotros, como si nada hubiera pasado, como si nuestra amistad siguiera intacta, y aquí estoy de nuevo yo agradeciéndole quizá a una fuerza mayor, o simplemente al karma, o más bien la suerte que parecía que estaba de mi parte.
Me abrió la puerta del copiloto, iba a conducir, quiero decir ¿Qué nos podría pasar?
-¿Tus papás saben que estás aquí en NJ?
-Si, mi mamá que de seguro ya le ha contado a mi papá- dije mirando a la ventana.
-¿Te molesta que te haga otra pregunta? -La timidez de apoderaba de su voz.
-Claro, no hay problema Liam.
-¿Nick?
-¿Ah?- Volteo a mirarlo confundida, el dijo que me iba a preguntar algo pero lo único que entendí fue el nombre del chico de se robaba mis suspiros, no importaba cuantas veces quisiera tirarlo por la ventana. Hablamos todo el camino, no respondí su pregunta o lo que sea que haya interrogado.

-Y pués esta es la casa. Dejé las llaves en mesa de entrada, no tenía la energía suficiente como para quitar la sábanas que protegían los muebles.
-¿Es de tus padres?- recorrió la sala en circulos, lentamente para mirar los detalles, cada uno decorados por mi abuela, que siempre dijo no a vivir en la capital, y tenía cierta razón, Nueva York era magníficamente caótica.
-No, era de mis abuelos.
-Oh losiento Is.
-Oh no, mi abuelo vive, está en Italia, mi abuela la perdí hace 2 años- mis ojos se critalizaban, aún después de dos años recordar lo mucho que la extrañaba me daba ganar de llorar.
-Ven, me rodeó en sus brazos, de seguro era un gran mujer así como tú. Escondí mi cabeza en su pecho, sus brazos me rodeaban de una forma tan tranquila que me calmé con rapidez.
-Está llena de tela y polvo, lo siento, pero no tenía más lugar para escapar- maldecí en mi interior por dejar escapar algunas verdades.
-¿Escapar?- repitió confundido.
-Larga historia- suspiré sin muchas ganas.
-Podrías contármela mientras vamos a un lugar cercano que conozca y hacemos un picknik ¿Te apuntas?- dude por una milésima de segundo.
-¿Por qué no?- se carcajeó al ver como lo imitaba.
-Dejé las bolsas en el carro así que sobreviremos con eso.
-De acuerdo- le pasé las llaves, no tenga ánimos de ponerme a manejar, unos 20 minutos pasaron mientras escuchabamos música, llegamos a una playa, nada del otro mundo.
-No es nada del otro mundo- sonreí, fue como si Liam hubiera leído mi mente.
-No, es lo que necesito, tranquilidad- y eso me brindaba esta playa, tenía un pequeño saco pués este parte de la ciudad estaba nublada y con viento fuerte, tomamos las bolsas, algunos snacks y bebidas, todo muy informal, esperaba que Liam no me preguntara la razón por la cual estoy aquí, pero fue como si de nuevo hubiera leído mi mente.
-Puedes comenzar tu historia cuando quieras...
-Y si no quiero- lo reto.
-Te boto al agua- Y pués me puso entre la espada y la pared, ¿Qué ganaba o que perdía si le decía? Le conté mis razones, la versión reducida claro.
-Debiste haberle dicho a Nicholas- lo fulminé con la mirada porque odiaba que él tuviera la razón el solo levantó los hombros, y seguimos hablando, entre risas y locuras llegó la noche, el frío comenzaba a apoderarse, un pequeño short,una blusa de tiras y ese trozo de saco era lo único que me acompañaba, bastó conque mis dientes castañearan una vez para que Liam me pusiera en su pecha, rodeandome para darme calor, el cambio de temperatura fue casi inmediato, como era de increíble encontrar amigos como el, entramos al carro, al llegar el se negó a llevarse mi carro a la ciudad, se devolvió en metro, al cual yo nunca he subido.
Esa noche dormí magnífico, el día fue hermoso, pero extraño estar al lado de lo más hermoso, y ustedes saben a quien me refiero.

viernes, 20 de abril de 2012

CAPÍTULO NÚMERO 43.

Ma meilleur amie
[Narra Isabella]

Para mi Natalia.

-¿Dónde está Luciana?- dije desesperada.
-¿Qué pasa?
-Yo pregunté primero.
-No sé.
-Nick, necesito encontrar a Luciana, hoy es nuestro día.
-¿Quieres arreglar las cosas?
-¿No es obvio?- le dije de forma irónica.
-Te puedo ayudar a buscarla, iré al Central Park.
-No, no mi amor, no creo que esté ahí, sé donde buscarla.
-¿Quisieras que te compañe?- tomé mi bolso y las llaves de mi carro abrí la puerta, Nick seguía en mi cama esperando una respuesta, me voltié para hablar.
-No, es algo que tengo que resolver yo.
Porque yo sabía donde estaba, yo la conocía tanto como a mi, y por tontos errores del pasado no iba a perder a mi única y mejor amiga, por que a pesar de todas las veces que yo también me he equivocado, nunca se ha ido. Cuando todas se fueron, ella siempre se quedó. Si no olvidáramos cada error que hemos hecho antes, nunca podríamos continuar adelante, y no esta amistad nunca la dejaría perder.
Este camino, más que mío, más que suyo, era nuestro. Vi a lo lejos de la Pradera su auto estacionado. Aceleré hasta él, voltié a ver ese pequeño bosque con su pequeño lago, un terreno plano en el centro, árboles frondosos a la derecha y un lago repleto de saetas de agua a la izquierda.
Sonreí cuando a mi mente vino la imagen de dos pequeñas con el cabello rizado, una con su gran perro Balto, la más alta, unos ojos que hablaban por ella, dientes perfectos, y por otro lado la pequeña de coletas y pantalones rasgados riendo encima de el canino, tan grande con un pony, un pequeño caballito.
-Hola Zaratena- me carcajeé al recordar el apodo más ridículo que se le pudo ocurrir cuando la llamé Martina.
-¿Sentiste lo mismo que yo al entrar a la guarida?
-Estoy segura que si- respondió mirando al suelo, sus mejillas llenas de lágrimas secas, porque, quizás, si yo sufrí esas semanas, ella sufrió el doble.
-Isabella, te pido de todo corazón por favor me- la interrumpí.
-Te perdonaré.
-Me siento tan sucia- se sentó en el pasto.
-Deja de sentirte así, no es un gran caso princesa, fue más un roce de labios- me miró confundida.
-Eres la mejor- la abracé y solté un sollozo en su cuello, cuanto extrañé a esta chica.
-¿Olvidamos todo esto?
-Solo estaba esperando que lo dijeras- reí en su cuello, esa era mi chica, la de los comentarios descabellados.
-¿Puedes creer que nuestras iniciales siguen grabadas en el árbol?
-No lo puedo creer- me paré como resorte y caminé por ese camino, que hace unos años era el único que sabía.
Unos pájaros en las copas cantaban una melodía hermosa. Sinsajos.
Efectivamente ahí estaban, la Z y la M, Zaratena y Martina.
-Nuestros apodos- llevé mi mano a la cabeza y negué, ella soltó una sonira carcajada. El viento aborotaba su cabello largo y crespo.
-¿No volveremos a pelear? Por favor, estas semanas fueron horribles.
-Ni lo recuerdes- dijo tomando mi mano, no piensen mal, es mi mejor amiga.
-Cuéntame el asusto con Joe- ella se sorprendió- Lu, sabes a lo que me refiero ¿Que tienen ustedes dos?
-¿No te molestarás?
-¿Como lo haría? ¡Vamos Luciana! Joe y yo fue lindo, pero tu sabes que nunca llegué a sentir más que una amistad hacia él.
-Creo que estamos saliendo.
-Entonces déjame decirte que tu novio es un idiota- me dió un puño suave en el brazo- Auch- me quejé- Un lindo idiota, solo que ni se le ocurra lastimarte.
-¿Qué crees?
-¿De qué hablas?
-De Joe y yo.
-Los apoyo completamente, y se ven una linda pareja ustedes dos.
-Me has quitado 5 kilos de encima- suspiró aliviada.
-¿Vamos a casa?
-Claro, Martina.
-No más, no es gracioso- tragó todas sus ganas de reír y caminamos hasta el auto, hablando cosas sin sentido.

Al entrar a casa Nick aún estaba en la sala, veníamos cojidas en gancho. Abrió sus pequeños ojos y nos abrazó a la vez.
-Nick lava tu camisa- comentó Luciana.
-Ella- la señaló- es un demonio- Obviamente Nick no holía mal, solo era Lucy molestando, como raro (ironía).
-¿Quieren un jugo?- dije entrando en la cocina.
-Claro- respondieron en coro y se quedaron hablando en la sala de estar. Dejé de escuchar sus voces, salí ya con los jugos en una bandeja y me encuentro a dos adolescentes, parados al frente mío, una con una gran sonrisa y el otro con el ceño fruncido y una carta en la mano.
La primera que lanzó a mis brazos, el segundo se quedó parado mirando descepcionado, retiré la bandeja y la puse en un mezón sin devolver el abrazo, estaba confundida y no entendía nada de lo que pasaba aquí.
-¡Te felicito Isa!- gritó efusiva Luciana. Por encima de su hombro lograba ver a Nick que seguía con esa estúpida expresión que no entendía. Cuando mi mejor amiga me soltó pude ver bien que era lo que Nick llevaba en sus manos. Un sobre blanco, en el centro un escudo vinotinto con libros blancos, mi.er.da, era la carta de Harvard.
-¿Cuándo pensabas decirme? ¿Me ibas lo ibas esconder y luego salir corriendo a 126 kilómetros de aquí? ¿Eso querías Isabella?
-Había pensado decirles, recibí la carta hace tres semanas, todo ha pasado muy rápido, no puedes tirarme toda la culpa a mi Nicholas.
-Debiste haberme dicho cuando la recibiste.
-Ni siquiera le había dicho a Luciana Nick, no te hagas la víctima.
-Tu tampoco eres la víctima.
-Yo mejor me voy de aquí- dijo Luciana pero ninguno le prestó atención.
-No he dicho que soy la víctima, ni siquiera he dicho que si Nick, ni siquiera he terminado en la academia de Ballet, no sé que hacer.
-¡Yo te puedo ayudar! Pero prefieres quedartelo para ti, callarte y seguir como si nada sucediera, se supone que una relación de basa en confianza y amor, y creo que te falta un poco de los dos- Luciana paró en las escaleras al oir decir eso a Nick, Isabella se quedó quieta peliando su cabeza con su lengua, quería contestarle a Nick pero su lengua no quería salir.
-¿Cómo te atreves a decir eso Jerry? Sabiendo todo lo que he arriesgado, he movido cielo y tierra para que estuviéramos juntos, déjate de babosadas y de una vez por todas abre tus ojos y date cuenta de lo que siento por ti, me hablas de confiaza, ¡me hablas de confianza!- repetí con voz más alta.
-¡Sólo míranos! siempre nos sale todo mal, quizás nos amamos mucho pero aveces veo que esto no nos está funcionando muy bien, siempre sufrimos los dos, nos separamos, quizás son señales del destino.
-¿Eso crees tu? ¿Eso crees tu?- dije subiendo el tono- ¿Sabes que creo yo?
¡Que eres un cobarde de ****! ¿Todo lo que hemos luchado lo vas a tirar por el barranco? Eres un estúpido Nicholas, un estúpido cobarde y sin los huevos suficientes para luchar por amor, por que al parecer eso el lo que a ti- señalé su pecho con mi dedo- te falta.
-Isa no quise decir- interrumpí.
-Lárgate de mi casa- dije articulando lentamente cada palabra.
-Lo siento, yo no-
-¡QUÉ TE LARGUES!- grité tan fuerte que el se sobresaltó y salió por la puerta rápido. Ya afuera me mando un mensaje.
'Déjame pasar, hablemos amor, no soporto estar así con tigo, te amo'.
Tiré mi teléfono al suelo y subí las escaleras como alma que lleva el demonio. Me arrodillé y saqué una maleta de viaje de mi cama.
-Isabella, escapar no es la salida- dijo Lu desde el marco de la puerta.
-No escaparé, necesito irme unos día de aquí, estoy cansada de lo mismo. Solo será este fin de semana, llamaré a mis papás.
-¿Adónde crees que vas?
-No tengo ni la mínima idea- metí la primera ropa que encontré.
-Prométeme que no harás ninguna tontería- tenía las dos palmas en mis hombros.
-De acuerdo- la abracé. Subí todo al carro, iba a arrrancar cuando ví a Nick saliendo de la puerta de su casa, prendí el carro y logré irme antes de que el llegara, lo vi por el retrovisor parado en mi parking.
-Se fue- dijo Luciana desde la ventana de mi cuarto. Nick comenzó a correr hacia mi dirección pero ya era imposible que me alcanzara.

Amores: Espero les halla gustado el capítulo, comenten si pueden para saber que lo leyeron, nunca veo comentarios y me siento como abandonada. Ah re dramática. Gracias por leer.
¡Por cierto! Me iré de viaje así que no les podré subir la semana que viene pero cuando llegue las recompensaré. Las amo.

miércoles, 18 de abril de 2012

CAPÍTULO NÚMERO 42.

Lectoras: Aprovecho la ocasión para darles las infinitas gracias por leer, la familia está creciendo, se los agradezco inmensamente. Hago mi mayor esfuerzo. Si no es mucha molestia, comenta los capítulos para saber que lo leíste, de nuevo gracias, por que esta más que mía es vuestra novela.Las adoro.Caro. x




El número veinte
[Narra Isabella]

Me levanté con los ojos hinchados, ya han sido casi dos semanas desde que peleé con mis chicos, solo salgo para lo necesario y para estar con Nick, Liam no me contesta por ningún lugar, todo estaba muy bien, no podía durar mucho mi felicidad.
Salí de mi cama somnolienta, la gravedad podía con migo. Tomé mis pastillas de vitaminas y seguí caminado hacia la puerta, estaba oscuro así que no lograba ver si era madrugada y tarde. Ya había salido de la habitación como para devolverme a mirar el día y la fecha. Bajé lentamente las escaleras pues mis piernas me fallaban. Ví a una de las señoras del servicio lanzando como una profesional la crepa, voltié mi cabeza hacia el comedor y ví pan Peeta recién horneado, sonreí al recordar al personaje de la saga que he leído últimamente, Los Juegos Del Hambre, volví mi mirada a la cocina, el olor de comida entraba a mis entrañas y me daba retorcijones, pero me retenía, pues eso me engordaba.
Hice una sonrisa de lado y un 'Buenos días' me salió suavemente de los labios. Mis hormonas estaban completamente apagadas y no tenía el mínimo ánimo para hacer algo, tomé mi laptop que estaba en la mesa de centro de la sala, revicé la hora, según mis cálculos eran la 10 de la mañana pero solo quería comprobar.
Me tumbé al sofá y descidí mirar la hora más tarde, cerré mis ojos con lentitud. Dormí unos quince minutos más.
-Señorita Isabella ¿Quiere desayunar?- negué con la cabeza, me paro y subo las escaleras de nuevo, la pelea con Joe anoche me dejo exahusta, la mirada de Luciana me deja sin ánimos, llené la tina, me desvisto y me sumerjo con una coleta en el cabello. Suelto la coleta y me dejo llevar por mi cuerpo hacia el fondo de la bañera, cerré mis ojos pero la primera imagen que se me vino fue cuando vi a Luciana llorando hace casi dos días, abrí los ojos rápido y sacudí mi cabeza, quizás así se iba el recuerdo.
Después de algunos minutos me puse ropa muy comoda para estar en casa, cepillé mi cabello y me recosté en la cama.
Recordé que seguía sin saber que hora y día era, recorrí con mi mirada la habitación para ver donde estaba mi celular, el cual reposaba en una repisa al lado de la puerta, me paré para tomarlo, cuando iba a prenderlo, tocaron a puerta así que bajé las escaleras refunfuñando.
-Hola bonita- me dijo con una sonrisa llena de compasión.
-Hola- posé mis labios sobre los suyos- Pasa.- entró y subió por la cintura hasta la cama de mi cuarto, se sentó a mi lado, cojió mi cabeza dulcemente y la dirigió a sus piernas, me acurruqué. Comenzó a sobar mis sienes.
-Haz hablado con Joe ¿No es así?
-Fue un desastre completo-recordé mas o menos como fue todo.

Me quedé unos segundos. Mi cuerpo se paró, no fui yo, fue mi cuerpo, que no estaba conectado con mi cabeza.
-Hola- se limitó a decir.
-Te he escuchado muchas veces diciendo 'Hola', que quieres Joe- mis palabras salían sin pasar por mi cerebro. Me miró sorprendido pero sabía que en parte tenía la razón.
-Venía a pedirte perdón- dijo con mucha serenidad.
-Ok- cerré la ventana, era la cosa más estúopida que había hecho, interpuso su brazo, y recordé su gran fuerza. Más que la de Nick.
-No entiendo por qué estás tan molesta.
-¿No lo entiendes?- respondí irónica.
-Isabella, olvidémoslo, me refiero, tu has hecho lo mismo, te he perdonado, eres mi mejor amiga eres mi hermana.
-La mejor excusa que has podido encontrar ¿eh? 'Yo tambien lo hice', y si, me arrepiento, de haberte dicho si esa noche-nada estaba conectado con mi cerebro, mi voz ascendía en crecesdo-¡Estaba enferma! ¡En un hospital! Y tu te limistaste a besar a mi mejor amiga.
-De hecho no fue un beso, no exageres.
-¡FUE LO SUFICIENTE PARA TRAICIONARME!- grité lo más fuerte que mi garganta me permitió. Grité, sentía 5 kilos de peso menos, Joe me miraba como si fuera una ezquizofrénica. Suspiré.
-Todos te perdonan a ti, pero no puedes olvidarte de algo estúpido- me tomó los dos brazos- ¡Tuviste una relación con mi hermano! ¡Yo solo rocé mis labios con mis mejor amiga! ¿ES TAN DIFÍCIL DE CAPTAR?- esta vez el que gritaba era el.
-Eres un estúpido, ¿a eso has venido? ¿A refregarme en la cara todos mis pu*tos errores? Me das pena, lárgate por donde viniste- bajó del árbol con una cara que nunca había visto.
-¡Y no vuelvas!- grité el se voltió y marchó dando 3 largas zancadas hasta la puerta su jardín.
Pegué mi cabeza y cuerpo a la pared y me dejé deslizar hasta quedar con las rodillas en el pecho, las abracé con mis brazos y hundí mi cabeza entre el hueco que había y lloré hasta que mis leggins quedaron emapapados.

Me estremecí al recordar todo.
-¿Estás bien Isa?- negué con la cabeza, tragando el nudo que no me dejaba hablar- Lamento haberte hecho recordar- asentí con la cabeza para aceptar sus disculpas.
-¿Sabes que día es hoy? ¿Y qué hora es?- Nick se carcajeó, con toda la razón, había cambiado muy rápido de tema, esperé atenta a que se calmara.
-¿Por qué quieres saber mi amor?
-Desde que me levanté estoy perdida, no sé que día es, no sé que hora, no sé nada- levanté los hombros.
-Claro, solo espera- metió su mano al bolsillo para sacar tu celular-Son las 2:34 de la tarde.
-¿Y el día?- dije nerviosa, sin razón. Me miró confundido pero aún así continuó.
-Hoy es-sentí como el mundo giraba lentamente- Veinte de Junio.
Quedé pasmada con los ojos bien abiertos, hoy era un día Veinte, un día de Luciana y mío.

domingo, 15 de abril de 2012

CAPÍTULO NÚMERO 41.

We almost kissed
[Narra Isabella]

Lágrimas inundaron mis ojos, mi velocidad era más de 80 k/h. No sabía exactamente que sentía en este instante. Llegué a la cafetería y me bajé. Llovía a cántaros así que me mojé demasiado del parqueadero a la puerta, las lágrimas se confundían con las gotas de lluvia, hoy era domingo así que no habían personas, Liam estaba limpiando algunas mesas toqué desesperada la puerta hasta que el me vió confundido y salió hacia mi, abrió la puerta, fue cuestión de segundos pero yo ya estaba empapada, solo quería un abrazo, sin dudarlo me lancé a sus brazos. El me devolvió el abrazo y acarició mi cabello.
-Todo está bien- susurró, pero no, nada estaba bien. Me ataqué a llorar más fuerte, el me apretó fuerte a su pecho.
-Liam- dije con voz débil.
-Tranquila princesa- llevó su dedo índice a mis labios. Dejé caer mi cabeza sobre su pecho nos sentamos en una esquina, mientras le contaba que estaba pasando, el acariciaba mi cabello y me escuchaba con mucha atención, estaba más calmada.
-Gracias- dije poniendome recta y dándome cuenta de que la distancia que estaba separando nuestros labios. Desde aquí pude sentir su delicioso aroma, intenté sacudir mis pensamientos
-¿Por qué?
-Pués por escucharme, por cuidarme, por preocuparte, por prestarme esta manta- los dos reímos- pero sobre todo- hice una pausa acercándose un centímetro más mi- Por estar siempre aquí. Escasos 10 centímetros nos separaban. Yo miraba sus ojos, el miraba mis labios.
Un golpé en la puerta me despertó y me separé rápido de el.
Nick se acercaba con los puños apretados dirigiendose son fuerza hacia la esquina. Me paré como un resorte deteniendo cualquier error.
-Nick, amor cálmate.
-¿Como quieres que me calme si se iban a besar?
-Nicholas, no nos ibamos a besar.
-Estuviste a punto- creo que lo había distraído de su objetivo, que era Liam pues de hecho no era su culpa.
-Nick, tu sabes a quien es el que quiero, tu sabes a quien mis ojos solo miran.
-Estoy harto de toda esta joda Isabella.
-¿Ahora me dices que nosotros somo una 'joda'? Perfecto pues acabemos con esta joda. Caminé con rabia hacia la puerta, Nick tomó su suave mano con la mía.
-No te quiero volver a perder, y si te vas a ir dime que hacer por que yo no veo mi futuro sin ti. Me lancé a sus brazos, cada unos de sus músculos encajaban a la perfección con mis delgados brazos.
-No me iré- susurré en su pecho.
Por el rabillo del ojo vi a Liam que iba de espaldas llendo a la cocina mirando al suelo con las manos en los bolsillos, sentí pena, quería abrazarlo, pero no quería el show de Nick así que me dejé guiar hasta el carro. Tuve suerte de haberlo detenido, no me perdonaría que le hubiera hecho algo a Liam, este chico Payne que tenía claro que quería como un amigo, pero el sentimiento no era mutuo.
Recosté mi cabeza al vidrio y veía las gotas caer afuera, me pasó un escalofrío pues aún estaba mojada, sin parar Nick se quitó su chaqueta y me la puso encima, tomó mi mano y la besó delicadamente, no reaccioné, me miró extrañado pero volvió su mirada adelante.
-Luciana me llamó, preocupaba y dijo que-
-¡Mi carro!- lo interrumpí sobresaltada.
-¿Lo dejaste en un parqueadero?- asentí.
-Entonces lo recogemos mañana.
-Ok, gracias- volví a mi postura inicial.
-Volviendo al tema-insistió-¿Que pasó? ¿Era eso lo que me avisaba Lu? ¿Que te ibas a besar con Liam, o en realidad era otra cosa?- Lo fulminé y volví mi mirada a las gotas de agua en la ventana, el tema de Liam estaba fuera de contexto.
-Princesa, sabes a lo que me refiero ¿Que pasaba cuando saliste de casa en tu coche y Luciana me llamó preocupada?- lo miré no muy segura de lo ue iba a decir.
-Joe y Luciana, se casi besaron cuando yo estaba en el hospital- Me retorcí al tan solo recordarlo.
-¿Cuando Joe era tu novio?- ahora el que se retorcía al recuerdo era el.
-¿Por qué ahora? ¿Por qué?
-Yo no tengo esa respuesta, debes preguntarle a Luciana, o a Joe.
-Darle tiempo al tiempo, no quiero hablar con ellos.
-Amor, nosotros hicimos lo mismo. Quedé congelada en el asiento. Me callé no quiería hablar con Nick, que al parece está defendiendo a su hermano, que casi se besa con mi mejor amiga. ¡Hagamos fiesta entonces!
Llegamos a la casa, me bajé rápido abrí la puerta y como alma que lleva el viento subí las escaleras. Escuché como Luciana repetía mi nombre pero con ella era con la persona que menos quería hablar, sentía traicionada.
Los cuchicheos de la sala se escuchaban, creo que era mi mamá.
Sentí un ruido en mi ventana, y como en los viejos tiempos Joe estaba montado en el árbol, esperando que abriera.

domingo, 8 de abril de 2012

CAPÍTULO NÚMERO 40.

Face the truth
[Narra Luciana]

-El día de hoy es hermoso- dije tomando mantequilla para untarlo en mi tartina.
-Si lo está- Joe estaba recostado en un arból, yo tumbada a si lado, estabamos en un intento de picnick, era más una merienda. Mi cabeza reposaba suavemente en su hombro y nuestros tobillos estaban enlazados. Pedir más comodidad era un descaro. La Padera estaba tranquila, solo escuchabamos es sonido de un arroyo a lo lejos, uno que otro pajaro arriba de nosotros, todo estaba en perfecta calma.
Joe tomó mi mano con delicadeza jugando con cada uno de mis dedos.
-¿Haz pensado sobre el tema intocable?- Me puse recta y avancé mi trasero para poder verlo a la cara.
-Cada segundo- noté el tono de preocupación en mi voz- definitivamente el peor error de mi vida.
-No exageres, ni nos besamos, fue un roce nada más.
-Es lo suficiente para ser la peor persona del mundo.
-Ella me hizo lo mismo con mi hermano.
-Joe-lo fulminé pues ese tema era tema olvidado- ¿No lo haz superado?
-Luciana-esta vez me fulmiba el a mi- está olvidado.
-Nunca debí haber entrado contigo ahí.
-Mirame a los ojos y dime que no querías besarme.
-Joseph- grité y me paré con rabia, no claro que no quería besarlo, era el novio de mi mejor amiga, de mi hermana. Hey espera- lo escuché gritar detrás de mi. Tomó mi brazo con la fuerza necesaria para voltearme sin hacerme daño.
-Entonces dime que no me quieres besar ahora.- quedé petrificada al sentir su resparación en mis labios. Entreabrí los mios para pronunciar alguna palabra pero me quedé sin aliento alguno. En una milésima de segundo tomó mi cara con mi palma caliente y la llevó hasta sus labios, sentí una fusión de sentimientos en mi interior, un fuego que me llenaba de vida recorría mis venas, nuestros labios se disputaban, también mi cabeza y mi corazón, que despues de mucho tiempo lo oigo hablar.

[Narra Joe]

Sentí relamente mi corazón latir, sentía mis mejillas llenandose de calor, llenandose de amor hacia la mejor amiga de mi mejor amiga, que hace casi un año fue mi novia, pero se fue con mi hermano. Pudieron haber pasado las horas pero no me importaba, sentía lo que quizás algun día sentí, quizas más fuerte. Pero me sentía, despues de hace mucho tiempo, feliz.
-Joe- dijo con voz quebrada.
-Dime princesa- mordió su labio inferior indecisa, pero yo sabía perfectamente que pasaba por su cabeza.
-Creo que estoy pensando lo mismo que tu- dije acariciando su cabello.
-Hay que decirle a Isa, no soporto esto, te quiero pero habrá que decirselo.-Habló con esa fortaleza y con los pies bien puestos sobre la tierra. Le tomo lo mano, y no se niega porque sabe a dónde vamos.
Prendo en carro y me dirijo por la ruta más cerca del parque a la casa que encuentro. Al llegar, agradecimos que la casa estubiera sola, solo Isabella en la terraza con una pieza de Mozart que conoce más que a sí misma. Subimos las escaleras y esperamos en el marco de la puerta mientras la melodía acababa. Dió un giro de final y quedó mirando a nosotros.
-¿Que pasa chicos?, están más pálidos de Madonna.- dejo escapar una risa.
Luciana me miró insegura. Yo tomé su mano. Isabella lleva su mirada a nuestras manos y luego a nuestros rostros. Frunce el seño
-¿Que está pasando?, pues no los estoy entendiendo.
-Isa, digamos lo que digamos promete que no te enojaras- esputó Lú acercandose a ella con cuidado.
-¿Qué pasa?- repitió.
-Hace un año...-me miró mordiendo su labio, no podía continuar a si que la comencé a ayudar-El año anterior, cuando estabas en el hospital- hice una pausa- Yo estaba muy mal, necesitaba ayuda, verte devastada me devastaba aun más a mi, sentía que era mi culpa y simplem- me interrumpió.
-Al punto.
-Luciana y yo, nos besamos, fue una rozada de labios no un beso, peor esque ella me estaba dando un consejo, y todos estabamos desubicados y Isa ven- salió por la puerta con rabia y los ojos cristalizados. La perseguimos por las escaleras- Isabella- gritó Luci cuando la vió subirse a su carro.
-Para el carro- dijo de manera desesperada.
-La mejos manera no es huir, sal del carro.
-Quitense los dos de mi ***** carro.- abrimos los ojos bien grandes.
-Isabella, estás con rabia y estas llorando traquilizate y luego te vas, solo tranquilizate.- arrancó el carro, en un momento me puse al frente tapándole el camino pero sin miedo alguno comenzó a acelerar.

[Narra Isabella]

Sin miedo alguno aceleré, Joe me miró sorprendido pero no podía pedirme ningun tipo de respeto en este momento. Arraqué con la mayor fuerza, iba con mi trusa y mis baletas. No sabía para donde iba y tampoco sabía que era más fuerte, la descepción, la tristeza o la rabia. Iba muy rápido, solo pensaba que si un carro salía yo me atropellaría y moriría, estaba llorando mares. Creía unos brazos en donde acurrucarme, pero Nick,estaba comprando instrumentos y mis mejores amigos me habían engañado. Liam, cambié mi rumbo completamente y fui hasta la cafetería.

[Narra Luciana]

-Ahora en donde ***** está- dijo Joe, preocupado pero a la vez con cierta rabia.
-Quizás se fue a buscar a Nick, es lo más seguro, dios, no me perdonaría si algo le pasa, salió manejando en el peor estado.
-No le pasará nada.
-¿El día que viste que Nick y a Isabella besándose, de la rabia, tampoco pasó nada?- puso sus ojos en blanco, y recordó que en la misma situación, por el estado en el que manejaba, el se atropelló.
-Llama a Nicholas ya- dijo desesperado temiendo que algo pudiera pasar. Saqué mi celular temblando, un grito ahogado invadía mi garganta, las lágrimas me inundaban.
-Lu, no es el mejor momento llamame desp- lo interrumpí.
-Nicholas, hay que buscar a Isabella, arrancó en el carro y tememos que algo le pueda pasar- hablé rápido y entre cortado.
-Luciana, espera, tranquilizate, dime que está pasando.
-No, no, no me tranquilizo, Isabella puede estar en cualquier parte cometiendo un gran error, salió en el carro, en el mismo estado en el que Joe estrelló el carro la última vez.- No escuché respuesta, solo un carro encendiendose, Nick había salido en su búsqueda.

domingo, 1 de abril de 2012

CAPÍTULO NÚMERO 39.

Es un hasta luego
[Narra Joe]

Después de una semana llena de caricias y besuqueos por parte de la parejita, le diríamos adiós a Atlanta, no uno permanente. Todos habíamos bautizado esta ciudad una ciudad mágica y muy propicia para milagros.
-Los extrañaremos mucho- Martha nos abrazó.
-Nosotros a ustedes- respodió Nicholas.
Así estubimos casi media hora despidiendonos. Me monté a mi camioneta. Nick e Isabella me siguieron tomados de la mano, despues de casi 4 meses luchando, estaban juntos.

Seis meses despues.

-Me quedan solo dos semestres para terminar la academia- dijo emocionada pero a la misma vez nostalgica.
-¿Estás pensando en hacer algo despues de la academia?
-¿A qué te refieres Joe?
-No sé, quizás estudiar, viajar ¿A que te dedicarás?
Sus ojos quedaron en blanco, soltó tu taza de café y se sentó en el sofá viendo directamente a una esquina.
-No tienes que decidirlo ahora, seguro te harán muchas ofertas- intenté reparar mi comentario.
-No, esque tienes razón ¿¡Qué haré después de la Academia!?- gritó casi llorando. Acurrucó sus rodillas y se dejó llevar a mi pecho acaricié sus cabeza para calmarla.
-¿Qué haré Joe?
-Vive el ahora Isa, vive el presente, que es un regalo, por eso se llama presente- asintió y me abrazó con dulzura.
-Perdón por interrumpir- entró mi hermano con aires celosos. Los cuales no debería tener pues apenas la chica escuchó su voz salió corriendo para darle un gran beso.
-Adiós princesa- le besé la mejilla y salí por la puerta.
Vi el carro de Luciana parado afuera de la casa de los Williams, suspiré. Su

odio hacia el amor el gigante. Me he querido acercar a ella, pero esque a pesar de que estamos tan cerca, estamos tan lejos.
-Hey Joe- dijo a punto de subirse al carro.
-¿Qué tal Lucy?
-Bien, iré por unos pastelillos me acompañarías- ¡Bingo!
-Claro vamos- hablamos por todo el camino, Defense era al lado de Manhatan así que era cerca. Aparcó en una pastelería que yo ya conocía y claro ahí estaba este chico Liam, el mesero.
-Hola en que les puedo ayudar.
-Hola Liam, soy Luciana, la mejor amiga de Isabella.
-Ah claro, Isa me dijo que vendrías hoy- era un chico amable y dulce, pero se pasaba de dulce con Isabella. Fue por el pedido de los pastelillos.
-Se ven increíbles- sonrió Luciana.
-Espero que les gusten. ¿Nos conocíamos de antes?- me habló a mi.
-No formalmente, soy Joe, el mejor amigo de Isabella y hermano de su novio- Obviamente lo quice hacer con culpa, para ver si de una vez por todas dejaba de mirar a Isa por la manera correcta, solo como amigos. Me pasó la mano yo la apreté. Trago con cuidado cada palabra que le dije, que al parecer le quemaban la garganta. Soltó una sonrisa falsa.
Luciana me fulminó, bufó, lo abrazó, le dió las gracias y se fue a esperarme en el carro. Si quería 'conquistarla' no lo estaba haciendo para nada bien.
Me despedí de Liam con la mano y subí.
-Tu tienes una piedra en vez de un corazón- arrancó con rabia el carro.
-Lu, no lo hice para hacerlo sentir mal.
-El pobre no sabía de Nick.
-Ahora lo sabe, y la razones por las que lo hice son muy válidas.
-¿Ah si? Dime aunque sea una.
-No confío en el.
-Y volvemos a tu egoncentricidad.
-No me respondas con palabras difíciles.
-Ay Dios- dijo acompañada de un gran suspiro.
-No me gusta la forma en como mira a Isabella.
-¿Aunque sea te has parado ha ver la forma en como lo mira ella?
Y como siempre, las mujeres tenían la razón, Isa tiene dos ojos, y por la única persona por la que brillan es simplemente por mi hermano.
-Isabella solo tiene ojos para Nick.
-Exacto, genio, ahora has lastimado a Liam por no pensar ¡Felicitaciones!-
como siempre, nunca faltaba la ironía en sus frases.
Los siguientes 10 minutos fueron callados y aburridos. Mientras ella ponía un cambio, le tomé la mano. Esperé que la retirara pero llegamos a mi casa y mi mano estubo junto la suya todo el camino, me sentí despues de hace varios, me sentí bien.

[Narra Isabella]

¿Que si tenía algo planeado? No, no tenía nada planeado, no me podría dedicar toda mi vida al ballet, ya tengo 18 años, mis papás no están obligados a sostenerme ¿Que ***** haré?
-¿Puedo pasar?- habló una voz masculina, la música no me dejaba reconocerla, era imposible que fuera Nick, pues el acababa de salir de su casa, habíamos pasado toda la tarde juntos.
-Si pasa- Era mi papá, creí que venía solo, detrás venía mi mamá.
-Creo que sabes de que te venimos a hablar ¿Cierto cariño?- Era obvio, hace una semana salí a vacaciones de verano dando por terminado mi segundo semestre de cuatro.
-¿Te molestarías si supieras que enviamos algunos de tus curriculos a ciertas universidades?
-No me molestaría, de hecho estaba pensando en eso, hoy mismo.
-Has aplicado para algunas- dijo mi mamá sonriendo con los ojos cristalizados.
-Al punto por favor- estaban emocionandome. Me entregaron dos sobres de manila, miré el primero decía Yale, me puse muy feliz al verlo pero no puedo expresar eso que sentí cuando vi el escudo vinotinto de libros blancos. Las lagrimas comenzaron a correr de mis mejillas. Mis padres me abrazaron muy fuerte.
-Estamos muy muy orgullosos de ti- me dijo mi mamá.
-Y te apoyaremos en cualquiera que sea tu descisión cariño- agregó mi papá. Sonreí, sonreí. No podía creer que había aplicado para Harvard.
Me iría a estudiar una carrera, luego viajaría, ya comenzaba a ver el comienzo del camino, pero extrañamente en este no estaba mi amor, no estaba mi Nicholas.