miércoles, 18 de abril de 2012

CAPÍTULO NÚMERO 42.

Lectoras: Aprovecho la ocasión para darles las infinitas gracias por leer, la familia está creciendo, se los agradezco inmensamente. Hago mi mayor esfuerzo. Si no es mucha molestia, comenta los capítulos para saber que lo leíste, de nuevo gracias, por que esta más que mía es vuestra novela.Las adoro.Caro. x




El número veinte
[Narra Isabella]

Me levanté con los ojos hinchados, ya han sido casi dos semanas desde que peleé con mis chicos, solo salgo para lo necesario y para estar con Nick, Liam no me contesta por ningún lugar, todo estaba muy bien, no podía durar mucho mi felicidad.
Salí de mi cama somnolienta, la gravedad podía con migo. Tomé mis pastillas de vitaminas y seguí caminado hacia la puerta, estaba oscuro así que no lograba ver si era madrugada y tarde. Ya había salido de la habitación como para devolverme a mirar el día y la fecha. Bajé lentamente las escaleras pues mis piernas me fallaban. Ví a una de las señoras del servicio lanzando como una profesional la crepa, voltié mi cabeza hacia el comedor y ví pan Peeta recién horneado, sonreí al recordar al personaje de la saga que he leído últimamente, Los Juegos Del Hambre, volví mi mirada a la cocina, el olor de comida entraba a mis entrañas y me daba retorcijones, pero me retenía, pues eso me engordaba.
Hice una sonrisa de lado y un 'Buenos días' me salió suavemente de los labios. Mis hormonas estaban completamente apagadas y no tenía el mínimo ánimo para hacer algo, tomé mi laptop que estaba en la mesa de centro de la sala, revicé la hora, según mis cálculos eran la 10 de la mañana pero solo quería comprobar.
Me tumbé al sofá y descidí mirar la hora más tarde, cerré mis ojos con lentitud. Dormí unos quince minutos más.
-Señorita Isabella ¿Quiere desayunar?- negué con la cabeza, me paro y subo las escaleras de nuevo, la pelea con Joe anoche me dejo exahusta, la mirada de Luciana me deja sin ánimos, llené la tina, me desvisto y me sumerjo con una coleta en el cabello. Suelto la coleta y me dejo llevar por mi cuerpo hacia el fondo de la bañera, cerré mis ojos pero la primera imagen que se me vino fue cuando vi a Luciana llorando hace casi dos días, abrí los ojos rápido y sacudí mi cabeza, quizás así se iba el recuerdo.
Después de algunos minutos me puse ropa muy comoda para estar en casa, cepillé mi cabello y me recosté en la cama.
Recordé que seguía sin saber que hora y día era, recorrí con mi mirada la habitación para ver donde estaba mi celular, el cual reposaba en una repisa al lado de la puerta, me paré para tomarlo, cuando iba a prenderlo, tocaron a puerta así que bajé las escaleras refunfuñando.
-Hola bonita- me dijo con una sonrisa llena de compasión.
-Hola- posé mis labios sobre los suyos- Pasa.- entró y subió por la cintura hasta la cama de mi cuarto, se sentó a mi lado, cojió mi cabeza dulcemente y la dirigió a sus piernas, me acurruqué. Comenzó a sobar mis sienes.
-Haz hablado con Joe ¿No es así?
-Fue un desastre completo-recordé mas o menos como fue todo.

Me quedé unos segundos. Mi cuerpo se paró, no fui yo, fue mi cuerpo, que no estaba conectado con mi cabeza.
-Hola- se limitó a decir.
-Te he escuchado muchas veces diciendo 'Hola', que quieres Joe- mis palabras salían sin pasar por mi cerebro. Me miró sorprendido pero sabía que en parte tenía la razón.
-Venía a pedirte perdón- dijo con mucha serenidad.
-Ok- cerré la ventana, era la cosa más estúopida que había hecho, interpuso su brazo, y recordé su gran fuerza. Más que la de Nick.
-No entiendo por qué estás tan molesta.
-¿No lo entiendes?- respondí irónica.
-Isabella, olvidémoslo, me refiero, tu has hecho lo mismo, te he perdonado, eres mi mejor amiga eres mi hermana.
-La mejor excusa que has podido encontrar ¿eh? 'Yo tambien lo hice', y si, me arrepiento, de haberte dicho si esa noche-nada estaba conectado con mi cerebro, mi voz ascendía en crecesdo-¡Estaba enferma! ¡En un hospital! Y tu te limistaste a besar a mi mejor amiga.
-De hecho no fue un beso, no exageres.
-¡FUE LO SUFICIENTE PARA TRAICIONARME!- grité lo más fuerte que mi garganta me permitió. Grité, sentía 5 kilos de peso menos, Joe me miraba como si fuera una ezquizofrénica. Suspiré.
-Todos te perdonan a ti, pero no puedes olvidarte de algo estúpido- me tomó los dos brazos- ¡Tuviste una relación con mi hermano! ¡Yo solo rocé mis labios con mis mejor amiga! ¿ES TAN DIFÍCIL DE CAPTAR?- esta vez el que gritaba era el.
-Eres un estúpido, ¿a eso has venido? ¿A refregarme en la cara todos mis pu*tos errores? Me das pena, lárgate por donde viniste- bajó del árbol con una cara que nunca había visto.
-¡Y no vuelvas!- grité el se voltió y marchó dando 3 largas zancadas hasta la puerta su jardín.
Pegué mi cabeza y cuerpo a la pared y me dejé deslizar hasta quedar con las rodillas en el pecho, las abracé con mis brazos y hundí mi cabeza entre el hueco que había y lloré hasta que mis leggins quedaron emapapados.

Me estremecí al recordar todo.
-¿Estás bien Isa?- negué con la cabeza, tragando el nudo que no me dejaba hablar- Lamento haberte hecho recordar- asentí con la cabeza para aceptar sus disculpas.
-¿Sabes que día es hoy? ¿Y qué hora es?- Nick se carcajeó, con toda la razón, había cambiado muy rápido de tema, esperé atenta a que se calmara.
-¿Por qué quieres saber mi amor?
-Desde que me levanté estoy perdida, no sé que día es, no sé que hora, no sé nada- levanté los hombros.
-Claro, solo espera- metió su mano al bolsillo para sacar tu celular-Son las 2:34 de la tarde.
-¿Y el día?- dije nerviosa, sin razón. Me miró confundido pero aún así continuó.
-Hoy es-sentí como el mundo giraba lentamente- Veinte de Junio.
Quedé pasmada con los ojos bien abiertos, hoy era un día Veinte, un día de Luciana y mío.

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